Participación de la comunidad de usuarios en la gestión de los recursos hídricos:

La Junta Central de Usuarios del Baix Ter (JCUBT) nace a causa de la necesidad de proteger el río Ter y el recurso hídrico del territorio (Masa de agua 33). La JCUBT vela por garantizar la disponibilidad de recurso tanto en calidad como en cantidad.

Las nuevas políticas europeas y locales establecen un marco comunitario de actuación que regulan los derechos de los usuarios del agua para constituir una Comunidad de Usuarios con la finalidad de defender el orden de aprovechamiento, los derechos de los ciudadanos al uso del recurso hídrico, la participación juntamente con la administración para la gestión del agua y la capacidad de implementar nuevas medidas que permitan el uso sostenible

Entidad responsable

La ‘Junta Central d’Usuaris d’Aigües del Baix Ter’ (JCUABT) es una corporación de derecho público creada en abril de 2015 para proteger el agua del río Ter y sus acuíferos, y velar para que su disponibilidad, tanto en cantidad como en calidad, quede garantizada para todos los usos, es decir: el abastecimiento municipal de los 40 municipios de la plana del Baix Ter que forman parte, el desarrollo de la agricultura, el turismo y la industria, y el sostenimiento hidrogeológico de las acequias históricas, las zonas húmedas y el paisaje.

Estos principios de defensa del agua del Ter y de sus acuíferos se fundamentan en un modelo de gestión hidrológica de base territorial local y, al mismo tiempo, comprometido en participar e incentivar la idea de un acuerdo para la gestión hídrica nacional, de más amplio alcance, asentado en el principio de mancomunidad territorial, que permita afrontar con racionalidad y cooperación las estructuras que deben satisfacer las necesidades actuales y futuras de agua en el país.

Explicación detallada

Un modelo de progreso
Además de sustentar la economía de esta zona, el agua del Ter alimenta paisajes que son reservorios de biodiversidad y de naturaleza. La existencia de dos Parques Naturales vinculados a la llanura baja del río son una muestra del interés que suscitan los valores naturales de la zona. Por otro lado, el territorio fortalece cada vez más la consideración de estos valores y del paisaje rural, hídrico y agrícola como un activo del modelo de progreso de sus municipios y, al mismo tiempo, como elementos de proximidad para la mejora de la calidad de vida de su población.

La solidaridad hídrica con el país
Las funciones del Ter se extienden a su ámbito hidrológico, pues es sobradamente conocida la solidaridad hídrica que este río ejerce por el conjunto del país, desde hace décadas con la cuenca del Llobregat. Una solidaridad que, desde hace 50 años, ha permitido satisfacer la demanda de agua de la ciudad de Barcelona y de su entorno metropolitano, urbano e industrial, generando una riqueza y unos niveles de prosperidad que han repercutido positivamente en todo el país.

La solidaridad histórica del Baix Ter ha sido ejemplar, pues se ha ejercido sin condiciones y a pesar del coste no inocuo que la transferencia de agua ha tenido sobre la economía, los valores naturales y el paisaje del territorio cedente. La predación hidrológica, con una derivación de caudal que bien fácilmente ha superado los 200 hm3/año de media del periodo, ha transformado el paisaje, el suelo y las costumbres, además de dañar fuertemente la dinámica hidrológica natural y los valores ecológicos autóctonos de El Baix Ter.

Las problemáticas del agua en el Baix Ter
Las problemáticas del agua en el Baix Ter son bastante conocidas dado la divulgación que se hace de los estudios y controles que se llevan a cabo desde el propio territorio, la administración, diversos colectivos y las universidades. Los indicadores hidrológicos y ecológicos que registran la evolución del agua del Ter ponen de manifiesto una persistente pérdida de calidad de los ecosistemas vinculados al río y a las zonas húmedas de la plana del Baix Ter, así como también un descenso de los niveles freáticos y de la calidad de las aguas subterráneas, principalmente por salinidad, presencia de biocidas y nitratos. No en vano, las masas de agua superficial y subterránea del Baix Ter se encuentran en situación de riesgo cuantitativo y cualitativo según se desprende de los estudios de actualización de su estado que se realizan en el marco de los Planes de Gestión regionales requeridos por la Directiva Marco del Agua.

Aparte de los problemas que manifiestan los indicadores hidrológicos y ecológicos de la zona existe también una importante problemática asociada al riesgo de restricciones de agua para regadío, con posibilidad real de elevadas pérdidas de producción. En la misma línea, el riesgo imprevisible de colapso de los principales núcleos de abastecimiento de agua al sector turístico y a la población, como por ejemplo Torroella, Palafrugell y L’Escala es una posibilidad que no se puede negligir.

Una reivindicación histórica
Desde tierras gerundenses, la reivindicación para un Ter más digno y la demanda de una gestión global del agua para el país ha sido una constante desde hace décadas, con esfuerzos loables de personas, instituciones y organizaciones empresariales y agrícolas. Sin embargo, e incluso después de la formación vivida a raíz de la sequía hidrológica extrema de los años 2007-2008, ninguno de los escenarios políticos que se han sucedido en el país ha atendido con suficiente consideración, firmeza y planteamiento de futuro esta demanda histórica.

Es en este contexto, y precisamente a partir de la movilización iniciada durante la última sequía previa a 2015 por parte de municipios, instituciones y colectivos aguas abajo de los embalses, que el territorio gerundense se organiza y toma un nuevo rumbo, cuyo primer hito fue la creación de la Junta Central de Usuarios de Aguas del Baix Ter.

Perspectivas de futuro

Los trabajos a abordar en el futuro más inmediato son los de implementar las mejoras prácticas alcanzables en el territorio del Baix Ter a raíz de las conclusiones de los diferentes estudios llevados a cabo en el marco del PECT Aigua y del convenio con la Agencia Catalana del Agua. Estas tienen que ver con las zonas prioritarias de recarga del acuífero profundo, con la preservación de la calidad y cantidad de agua en las áreas y perímetros de protección de las captaciones municipales o, entre otras, con la protección del medio acuífero ante las expectativas de explotación de áridos en áreas de especial sensibilidad hidrogeológica.